Hoy, despues de unos días especiales quería dedicarle la entrada a alguien que nos ha dejado hace unos días, y creo que la mejor forma es citar un artículo de marcadorint.com de Toni Padilla. Perfecto.
"Barça TV tiene unas imágenes preciosas de la vieja Masía del Barça. Finales de los años 80. En ellas aparecen algunos chavales jóvenes con esos polos Lacoste ochenteros. Un chaval con cara de niño, Guardiola. Un jovenzuelo con un peinado casi afro, Lluís Carreras. Y un tipo serio que ya se afeitaba y conducía, Tito Vilanova. El edificio de la Masía aún está al lado del Camp Nou. Una vieja casa recuerdo de esos siglos en que los campos llegaban hasta las puertas de Barcelona. Esa casa, conservada en medio de una urbe que no dejó de crecer, pasó de ser la morada de campesinos para ser la casa de los hijos de los campesinos. Si en la nueva Masía del Barça los chicos llegan de todos los continentes, en los 80 llegaban especialmente de pequeños pueblecitos catalanes. Guardiola era hijo de un paleta. Tito, de un campesino trabajador que llegó a ser alcalde de Bellcaire d’Empordà, un pueblo de 600 almas. En esa preciosa tierra llena ahora de turistas. En esa preciosa tierra que antes era de gente seria, cerrada, curtida por el viento de mar. Gente que labraba la tierra. Tito era un tipo de esos, sólo que le dio por el fútbol.
"Barça TV tiene unas imágenes preciosas de la vieja Masía del Barça. Finales de los años 80. En ellas aparecen algunos chavales jóvenes con esos polos Lacoste ochenteros. Un chaval con cara de niño, Guardiola. Un jovenzuelo con un peinado casi afro, Lluís Carreras. Y un tipo serio que ya se afeitaba y conducía, Tito Vilanova. El edificio de la Masía aún está al lado del Camp Nou. Una vieja casa recuerdo de esos siglos en que los campos llegaban hasta las puertas de Barcelona. Esa casa, conservada en medio de una urbe que no dejó de crecer, pasó de ser la morada de campesinos para ser la casa de los hijos de los campesinos. Si en la nueva Masía del Barça los chicos llegan de todos los continentes, en los 80 llegaban especialmente de pequeños pueblecitos catalanes. Guardiola era hijo de un paleta. Tito, de un campesino trabajador que llegó a ser alcalde de Bellcaire d’Empordà, un pueblo de 600 almas. En esa preciosa tierra llena ahora de turistas. En esa preciosa tierra que antes era de gente seria, cerrada, curtida por el viento de mar. Gente que labraba la tierra. Tito era un tipo de esos, sólo que le dio por el fútbol.