viernes, 26 de septiembre de 2014


       Establecimiento de objetivos.



     Esta técnica suele desarrollarse a principios de temporada. ¿Por qué?
     Puesto que así el jugador o deportista se marca unas pautas o unos objetivos individuales de  cara a la competición. Yo suelo recomendar que si estos objetivos son a largo plazo ( de cara al  final de la competición), se establezcan por el medio objetivos a corto o medio plazo, ya que  estos le indicarán al deportista el "camino" a seguir de cara a conseguir esos objetivos a largo  plazo. El futbolista debe conocer cuáles son los objetivos del equipo para la temporada, pero  además debe establecerse unos objetivos o metas individuales mediante los que puede valorar  su rendimiento. El deportista ha de tener claros los objetivos por los cuales entrena y saber que  medios ha de utilizar para conseguir su meta, ha de entrenar aspectos que le hagan conseguir  buenos resultados.



  Objetivos que persigue la técnica:

- Fijar objetivos incrementa la cantidad y calidad del trabajo en comparación con el que se realiza cuando los objetivos no están fijados.


- Cambiar el concepto de éxito.
 A partir de ahora tener éxito no va a limitarse a ganar, sino a conseguir los objetivos fijados y en el orden establecido. Esto es importante ya que en ocasiones la victoria no depende sólo de ti, ya que los rivales también compiten y a lo mejor nos encontramos en desigualdad de condiciones, por tanto ganar en estos casos no es ganar la competición o evento (que también si se puede) si no conseguir el objetivo que te habías impuesto.

-
 Motivar al deportista en el entrenamiento haciéndole consciente de los objetivos que persigue cada tarea que realiza. De esta forma, se consigue un mayor compromiso, por parte del deportista, en seguir el programa de preparación. Por ejemplo no es lo mismo correr 40 minutos sin que nadie te diga porque lo haces (lo cual generaría desmotivación) que si corres 40 minutos y el preparador te explica que eso te servirá para mejorar tu resistencia y te permitirá llegar al final del partido o de la carrera más fresco y con más posibilidades.



Condiciones de aplicación:



- Los objetivos deben ser de tipo positivo, desafiantes pero realistas y además deben ser claros. Podemos establecer objetivos individuales y objetivos de equipo y además podremos dividirlos en objetivos a corto-medio y largo plazo.
Es muy importante remarcar lo de DESAFIANTES PERO REALISTAS. Los objetivos tienen que ser metas realizables, nada que esté fuera de nuestro alcance, pero con el nivel justo de dificultad para que nos motive conseguirlo, que nos haga salirnos de nuestra posición de comodidad para lograr alcanzarlos. En el punto medio entre ambas está la virtud.


- Los objetivos se los tiene que poner cada deportista. Nosotros hablaremos con él para explicarle de que trata pero no podemos imponerle sus objetivos. Simplemente haremos una función de asesoramiento, explicándole, informándole y dándole consejos sobre que objetivos podría ponerse o como formularlos.

- Expresar públicamente los compromisos fijados. Importantísimo. Los objetivos se pondrán a la vista de cualquier componente del equipo para que todos puedan valorar el grado de implicación con el objetivo que está demostrando cada deportista.

- Que el deportista pueda controlar personalmente su evolución en el logro de los objetivos, proporcionándole medios evaluativos e incluso ir actualizando estos objetivos semanalmente o mensualmente para que tenga feedback sobre su nivel de cumplimiento.

- Contar con la colaboración del entrenador en el momento de establecer los objetivos.



- Otro aspecto importante es que el deportista firme esos objetivos individuales que se ha puesto, ya que eso demuestra que está conforme y que ha sido él mismo quien se ha puesto esos objetivos y no otra persona.

Se podría decir que es algo parecido a un contrato que firma el deportista con el equipo.



Cuando hablamos de objetivos, podemos diferenciar dos tipos:

·         Se debe diferenciar entre los Objetivos de Resultado que se refieren a los logros deportivos que pretende alcanzar (y que en este caso ya hemos alcanzado) como ganar campeonatos, conseguir un puesto determinado…
·         Y  los Objetivos de Ejecución, que incluyen el trabajo que deben hacer a nivel físico, técnico, estratégico, psicológico, etc., para poder lograr tales resultados.

La percepción del control de los objetivos de ejecución, reforzará nuestra autoconfianza, potenciará nuestra motivación y nos ayudará a generar paulatinamente una mayor concentración.

Está claro que nuestra intención deberá ser la de cuidar estrechamente la consecución de los objetivos de ejecución, ya que eso nos dará una mayor probabilidad de conseguir los objetivos de resultado y además mantiene la atención del deportista en una tarea específica sin tener en cuenta el resultado de la acción.



Un ejemplo clásico al preguntar por objetivos es que te digan: "Yo quiero marcar 2 goles" o "Quiero meter 13 puntos". Eso sería un objetivo de resultado. En cambio lo que se suele hacer en casos así sería: "Vale, tu quieres conseguir eso, ¿pero qué vas a hacer para conseguirlo? ¿Qué acciones vas a llevar a cabo o en cuáles debes mejorar o concentrarte para llegar a ese objetivo?". En este caso estamos preguntándole por objetivos de ejecución. En este caso la respuesta podría ser: " Voy a concentrarme en hacer una presión más intensa en la salida de balón de sus centrales" o "Voy a intentar concentrarme en los rebotes defensivos porque eso permitirá al equipo robar más balones y así podré meter más puntos".

Normalmente es más importante establecer objetivos de ejecución ya que estos objetivos "hablan" del camino que va a recorrer el jugador para lograr los objetivos de resultado que se ha impuesto y por tanto son más concretos con su comportamiento.


lunes, 15 de septiembre de 2014


Es común escuchar entre los jugadores que no suelen ser habitualmente titulares, o tener una muchos minutos en el campo, quejarse sobre las diferencias en el trato que tiene el entrenador con él y con otros jugadores.
Por otro lado, el entrenador, en estos casos, suele lamentarse por idénticas razones. Desde su punto de vista, el jugador no interpreta el mensaje, no rinde cuando lo pone y no responde a la confianza que él le está dando.

¿Quién tiene razón? ¿O quizás ambos tienen razón?



Para el jugador, evidentemente, la presión que siente cuando lo ponen lo desborda, al punto que no puede rendir a satisfacción. Para el entrenador, el jugador no consigue concordar en la sintonía del equipo. Cuando tiene que pensar, acelera, y cuando tiene que acelerar, frena. Y ninguno está faltando a la verdad.
¿Entonces? El problema no está en uno ni en otro, sino en la manera en que se están comunicando. Evidentemente, el mensaje o la manera en que el entrenador cree estar dándole confianza al jugador, llega a este último con una carga o intensidad tal que se traduce en una presión que no lo deja rendir en plenitud.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Muchas veces cuando llega el final de temporada vivimos luces y sombras, alegría, desgana, sufrimiento, orgullo….  ¿A que es debido esto? A que nos centramos tan sólo en el resultado. Pero debemos ser capaces de ver aspectos más importantes a lo largo de la temporada que sólo las victorias, los éxitos o las derrotas, sobre todo cuanto más pequeños sean los deportistas (importantísimo en deportistas de base)  resaltando en qué se ha crecido como deportista y como persona, qué se ha mejorado, qué se ha aprendido y así enseñar a trabajar en la reflexión y consecución de objetivos desde niños.



La comunicación es la mejor herramienta que existe para crear vínculos firmes y seguros, previene los conflictos y te aporta información muy valiosa para la siguiente temporada como padre y como entrenador.

 
© 2012. Design by Main-Blogger - Blogger Template and Blogging Stuff