lunes, 27 de abril de 2015


Dada la importancia del tema que nos ocupa, en nuestro país ya han empezado a
realizarse acciones de asesoramiento tanto a nivel público como privado. Algunos
ejemplos de ellas son el programa “Entrenando a padres y madres” de Gimeno (2000) o la campaña “Cuando tus hijos están en juego, cuenta hasta tres y…” de Cruz, Boixadós, Torregrosa y Valiente (2001ª). En ambas iniciativas se ofrecen orientaciones y recursos para que los padres actúen adecuadamente frente a la actividad deportiva de sus hijos.
En las próximas líneas se presentan algunas de las principales pautas en temas como el desarrollo de la autoconfianza de los niños, compaginar estudios y deporte así como
líneas de actuación antes y después de una competición.

4.1. PAUTAS PARA FAVORECER LA AUTOCONFIANZA.

Uno de los aspectos centrales en la práctica deportiva de los más jóvenes es, sin
lugar a dudas, el desarrollo de la confianza en sus propias posibilidades. En este sentido se proponen una serie de pautas con las que los padres pueden favorecer la
autoconfianza en sus hijos:

- Escucha a tu hijo con atención e interés cuando te cuente sobre el deporte que practica
- Pregúntale para favorecer su reflexión. Ayúdale a que saque conclusiones y tome decisiones, en lugar de darle “recetas” o aconsejarle sobre la manera perfecta de resolver su vida
- Controla el (excesivo) entusiasmo que pones al hablar del deporte
- Aprueba e incentiva su esfuerzo e interés mientras mejora sus habilidades deportivas. Muéstrate optimista respecto a su aprendizaje.
- No le “exijas” resultados deportivos
- Muéstrale comprensión y apoyo cuando pase por un mal momento. Escuchar y aprender es mucho más útil que opinar sobre lo que te cuenta o lo que ha ocurrido.
- Evita recriminar o compadecer y proteger en exceso a tu hijo.
- Felicítale cordial y sinceramente por las mejoras conseguidas.
- Habla también con tu hijo de otras cosas a parte del deporte.



A este respecto debemos tener presente que los deportistas más jóvenes están en
proceso de aprendizaje por lo que los gestos, la táctica, la técnica no siempre es la más
correcta. Debemos añadir, también, que las diferencias a nivel físico y psicológico
dentro de la misma edad cronológica son notables, por lo que es frecuente encontrar
niños con un óptimo rendimiento y otros a los que les cuesta más esfuerzo realizar la
misma tarea. Por ello, debemos fomentar el derecho de competir con jóvenes que
posean las mismas posibilidades de éxito y el derecho de no ser campeón (Buceta,
2001).

4.2. PAUTAS PARA COMPAGINAR DEPORTE Y ESTUDIOS

Otro de los aspectos que, también sin duda alguna, preocupa a los padres es el hecho
de compaginar deporte y estudios. Algunos padres piensan que la práctica deportiva y la actividad académica son incompatibles. Con relativa frecuencia encontramos padres que niegan la posibilidad de practicar deporte a sus hijos o los amenazan con el abandono del mismo si no logran los resultados deseados en los estudios. Por ello, proponemos en la línea apuntada por Gimeno (2000) una serie de pautas que los entrenadores/monitores pueden utilizar en estas situaciones:

- Informar a los padres del valor educativo tanto a nivel físico como psicológico-social que conlleva la práctica deportiva.
- Comunicar a los padres que los entrenadores/monitores muestran interés en los estudios de los jóvenes deportistas.
- Comunicar a los padres la diferencia que existe entre estimular y motivar hacia el estudio, por una parte, y amenazar y presionar, por otra. Castigar a los hijos sin hacer deporte no es precisamente la mejor forma de facilitar que se interese y se implique en sus estudios.

En este sentido, la experiencia nos confirma que en la mayoría de los casos los
resultados escolares no mejoran tras el abandono del deporte. Es más, en numerosas
ocasiones el rendimiento escolar se ve favorecido por la práctica deportiva. Debemos
enseñar a los más jóvenes a compatibilizar estudios y deporte, dos aspectos de enorme importancia para su desarrollo como personas.



4.3. PAUTAS ANTES DE LA COMPETICIÓN

Para cualquier adulto o deportista de élite, la competición genera un alto grado
de ansiedad. No debemos olvidar, que es el día de la competición el día que se valora el esfuerzo y la ilusión depositada durante largas jornadas de entrenamiento; es el día
también en el que se compara el resultado con el de los rivales y el día en el que los
deportistas son objeto de toda valoración y juicio. Desgraciadamente, en estos aspectos la competición de deportistas de más alto nivel y la escolar difieren poco. El objetivo del deporte escolar se centra en la búsqueda de talentos y no en la adhesión de los más jóvenes a la práctica de ejercicio físico y/o deporte. Cualquier fin de semana y en todas las ciudades y pueblos de nuestro país podemos observar como jóvenes deportistas deben enfrentarse a las tan temidas “cámaras de llamadas” en atletismo o a las salomónicas decisiones de los jueces en gimnasia o patinaje por citar algunos ejemplos prácticos.
Podríamos, entonces, plantearnos que es lo que los entrenadores pueden y deben
sugerir a los padres para ayudar a sus hijos en los momentos previos de una
competición. Basándonos en las señaladas por Gimeno (2000) y Perís (2003), algunas
orientaciones podrían ser las siguientes:

- No dar excesiva importancia a la competición que se va a celebrar.
Evidentemente, la competición es un momento importante para todos aquellos
que van a participar. En muchas ocasiones, una prueba a nivel local puede tener
la misma importancia para un joven deportista que para un deportista de alto
nivel su participación en una Olimpiada (todos conocemos casos de niños en
categorías benjamines o alevines que no duermen la noche anterior a una
competición sea del nivel que sea). Si los padres valoran en exceso las
competiciones probablemente se genere un nivel de ansiedad elevado.

- Animar, valorando el esfuerzo y no el resultado. Si en los adultos las diferencias
en las capacidades físicas de unos deportistas a otros son notables en los más
jóvenes se hacen más evidentes; por ello, debemos enfatizar siempre el esfuerzo
realizado independientemente del resultado conseguido sólo de esta forma
conseguiremos favorecer la adherencia a la actividad que los niños están
realizando.



4.4. PAUTAS DESPUÉS DE LA COMPETICIÓN

Con frecuencia, los padres realizan la siguiente pregunta una vez finalizada la
competición de sus hijos: ¿Cómo has quedado?. Es decir, se presta atención únicamente al resultado sin tener en cuenta otros aspectos como si se ha divertido o si ha mejorado con respecto a días anteriores. A continuación se presentan algunas pautas para ayudar a los padres después de una competición basándonos, una vez más, en las recogidas por Gimeno (2000) y Peris (2003):

- Dejar que el niño experimente las emociones que ha sentido durante la
competición. Estás pueden ir desde la impotencia por no lograr el resultado
deseado hasta la ansiedad por enfrentarse ante un reto nuevo o la satisfacción
por realizar una tarea por primera vez. Cualquier que sea la emoción vivida,
probablemente, sea intensa y muchas veces irrepetible.
- Valorar, una vez más, el esfuerzo.
- Hacerle ver que estás a su lado sin reprochar ni recriminar los errores cometidos.
Recordemos, una vez más, que están en período de aprendizaje.
- Averiguar cuál es el mejor momento para acercaros a el. Para algunos puede ser
inmediatamente después de la competición y para otros pasado algún tiempo de
la misma.

Al margen de estos aspectos, los padres son también importantes cuando las “cosas”
no salen como uno desearía o en momentos decisivos importantes como un cambio de
entrenador o de club. Si para un deportista de elite, el apoyo por parte de los
profesionales y de los más allegados es fundamental a lo largo de toda su carrera
deportiva mucho más lo es para deportistas que tienen ocho, diez o doce años de edad.
Es relativamente fácil que los más jóvenes se acerquen a la práctica del deporte pero

resulta mucho más difícil conseguir que se mantengan. Es evidente que las instituciones y las entidades deportivas tienen mucho que decir y hacer en esta tarea pero también es cierto que los profesionales (entrenadores, monitores, psicólogos, educadores… ) y los padres debemos aportar muchas cosas.

martes, 14 de abril de 2015


Hoy iba a ser el día en que se iba a publicar la segunda parte de la relación entre padres e hijos deportistas pero finalmente me he encontrado con éste artículo de Jose Luis Espinosa, que tiene relación con el tema y es muy interesante. Espero que os guste. Lo cito tal cual ha salido en mixdeportes.es .


"Tiempo atrás, cuando las llamadas de desconocidos se hacían habituales en una casa en la que alguno de los pequeños destacaba jugando al fútbol, quería decir que algo se estaba cociendo ahí. Ahora con whatsapp y la conectividad total no parecen necesarias las peripecias a las que tenían que recurrir algunos para conseguir los teléfonos fijos de los domicilios familiares de los pequeños. Agentes, ojeadores y vende humos de pacotilla (de estos los que más) se han buscado y buscan las mañas para prometer a padres ingenuos oportunidades que seguramente no podrán cumplir, capaces de mercadear con un niño y con su familia por un puñado de euros.
Las tonterías que se llegan a oír de boca de padres, familiares y amigos de niños que destacan desde pequeñitos son en muchos casos difíciles de creer. Pensar que un niño cuya edad no supera los dos dígitos te va a sacar las castañas del fuego porque se le dé bien la práctica de un deporte a esa edad, por decirlo suavemente, es no vivir en el mundo real o más bien, de no ser consciente de lo que se habla. También muestra un egoísmo rancio y saca a relucir las frustraciones de la infancia del que quiso ser y no pudo - o no supo.
Hay que reconocer el mérito de aquellos que no se dejan engatusar y que miran la posibilidad de tener en casa una estrella en ciernes como algo remoto o, mejor dicho, secundario.
Los chicos que parten de niños lejos de su casa en busca de un futuro profesional como deportista de élite no suelen durar mucho. Muy pocos, no deben llegar ni al 10%, los que llegan a profesional. Menos aun los que realmente triunfan. El resto sacrifican la infancia para nada. No se es consciente de los mucho que puede variar el desarrollo de una persona desde los 8 o 9 años tanto física como psicológicamente. Después del fracaso solo suele quedar frustración, un chico sin formación y unos padres que se han perdido, literalmente, la infancia de su hijo.

Decidir que un hijo abandone el hogar para irse a vivir lejos debe ser muy duro. Si además lo hace a edades tempranas imagino que lo es aún más. Cuestionar a aquellos que no lo permiten es de una gran frivolidad. Intentar comprar su permiso con falsas promesas y dinero me parece casi delictivo.
Dineros aparte, una vez está decidida la aventura, suelen vender desde el destino una vida maquillada que no busca otra cosa que la tranquilidad de los progenitores. Una cosa que llama mi atención es el afán que tienen los responsables de las canteras por hablar de los estudios, de darles una importancia que rápidamente queda en evidencia. Las clases son importantes sí, pero el fútbol lo es más. Mención aparte merece el plan de estudios que siguen, si se puede llamar así. Por poner un ejemplo, suelen convalidar la educación física a estos alumnos, como si para este área fuera suficiente la práctica de un único deporte para cumplir los objetivos.
Independientemente de todo esto tampoco hay que echarse las manos a la cabeza. Se podría decir que vivir en una residencia de la cantera de un equipo profesional se parece a un internado un poco light, si se me permite la expresión. Comen bien, si ellos quieren, estudian, si ellos quieren, y hacen caso a los tutores, también si ellos quieren.
Suele ser complicado sacar bien los estudios de esta manera. Por lo menos a mi me lo parece. Depende de la educación que se haya recibido en casa. Ejemplos como Pablo Alfaro que estudió medicina, o más recientemente Manu Triguerosque estudia magisterio, son casos de jugadores que muestran que realmente es posible compaginar deporte de alto nivel con estudios superiores. Desgraciadamente, son las excepciones que confirman la regla.
Tener un hijo lejos de casa cuesta un verdadero dineral a las familias. Los sueldos que se perciben no dan para pagar gastos de teléfono, viajes y demás, sin contar el coste personal que supone. Hijos mayores o menores afectados de distintas maneras, amistades que se resienten por no poder atenderse, familiares mayores que se descuidan... Además, hay momentos muy difíciles de gestionar en estas situaciones, como es por ejemplo la pérdida de un familiar cercano. Vivir de niño una situación así es duro. Si además la vives solo y lejos de tu familia es aun peor. No me imagino lo que puede suponer para una madre o un padre. Solo creo que debe ser durísimo.
Yendo a otro tipo de eventos, un trigésimo noveno cumpleaños de un hijo solucionado con una llamada de teléfono no tiene la mayor importancia. Pasar sin verle la cara ni abrazarlo el día que cumple 12 años es realmente una putada.

Luego están las bodas, comuniones y demás eventos familiares que, salvo q sean en el escaso mes de vacaciones que tienen, se los van a perder. Tener que faltar a la boda de un hermano por trabajo no está pagado.
El futbolista profesional, esa figura envidiada de la misma manera por niños y adultos. Modelo para muchos, es el espejo en que se mira una generación tras otra, sea por la fama, por el dinero o por ambas. Los valores deportivos y el afán de superación no suelen ser objeto de culto. Los vemos en los medios, sus salarios son públicos, se codean con los más primado de la sociedad... Forman parte de una nobleza medieval en el siglo XXI pero, a diferencia de aquella, esta no viene de cuna.
Solo nos fijamos en ellos cuando están ahí. Vemos sus coches, sus casas salen en revistas, participan de los grandes eventos sociales del país... No reparamos en el camino que han llevado hasta llegar ahí, ni valoramos los costes que ello supone. Tampoco caemos en la cuenta cuando un día, la mayoría de veces sin saber por qué, desaparecen. Todo esto sin contar que realmente son conocidos en realmente no más de un 20% de ellos. La gran mayoría de los futbolistas profesionales pasan desapercibidos aunque sí que los incluimos en esa élite de ricos y famosos.
Cuando ves tan de cerca como he visto yo el proceso de formación de un futbolista, tu visión de estos personajes cambia radicalmente. Niños a los que apenas se les permite salir solos a la calle en sus pueblos no solo abandonan estos sino que además también abandonan a sus familias para vivir a cientos de kilómetros de su casa, en busca de un sueño que en la mayoría de los casos torna en pesadilla.
Incluso cuando se consigue el objetivo de ser profesional."

jueves, 9 de abril de 2015


INFLUENCIA DE LOS PADRES EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA DE SUS HIJOS

En la iniciación deportiva juega un papel muy relevante el llamado “triángulo deportivo” formado por el entrenador, el deportista y los padres. Sin embargo, y tal y como apunta Dosil (2002) debemos considerar, también, la presencia de directivos y árbitros/jueces. De esta manera el triángulo deportivo pasaría a ser el “pentágono” de la iniciación deportiva.

El “pentágono” representa dos pirámides cuyas bases estarían formadas por directivos y jueces para la primera y padres y entrenador para la segunda. En ambas, la punta de la pirámide la conforma el deportista. Cabe destacar, no obstante, que no todos los elementos tienen el mismo peso sobre el deportista. 

En el deporte de iniciación, los directivos y los jueces tienen una influencia más indirecta. Por su parte, los padres y los entrenadores mantienen una relación más directa y de mayor influencia sobre el deportista. Los padres son los agentes con mayor capacidad de influencia en la socialización de los niños y adolescentes. Aunque esta influencia comienza ya en la niñez y está presente a lo largo de toda la vida del joven deportista, ésta se hace más sutil hacia la adolescencia, donde existe un cambio y es el entrenador, el profesor o los compañeros, quienes pasan a ejercer mayor influencia . En este sentido, McElroy y Kirkendall (1980) concluyeron que los niños/as que perciben a sus padres con una orientación de valores hacia el éxito, se identifican más a menudo con actitudes hacia el triunfo que quienes perciben a sus padres sin esta orientación deportiva.



Otros estudios han demostrado que los padres influyen en el nivel de estrés competitivo de sus hijos (Scanlan y Lewthwaite, 1984), el grado de disfrute que experimentan (Scanlan y Lewthwaite, 1986) y sus percepciones de capacidad (Eccles y Harold, 1991). Del mismo modo, las creencias, valores, expectativas y conductas de los padres influyen en la socialización de los niños y en su papel de participantes en la práctica deportiva (Escartí y García-Ferriol, 1994; Gutiérrez, 1995; Lewko y Greendorfer, 1980) y en su interés por las actividades físicas y deportivas (Fox, 1994; Eccles y Harold, 1991).

TIPOS DE PADRES EN LOS CONTEXTOS DEPORTIVOS

En los últimos años han proliferado las clasificaciones de los tipos de padres que podemos encontrar en los diferentes contextos deportivos. Aquí presentaremos una adaptación de las ya existentes centrándonos en las características que los definen y que es lo que un monitor o entrenador debe hacer en su relación con ellos.

·         Padres desinteresados

Su característica más notable es su ausencia en los entrenamientos y
competiciones y el escaso contacto con los responsables del club al que pertenece su
hijo.

¿Qué hacer?.
- Intentar descubrir el porqué de esa falta de interés para a partir de ahí fomentar
el acercamiento a la práctica deportiva de su hijo: no debemos tratar del mismo modo a aquellos padres que por motivos laborales no pueden implicarse en las actividades
deportivas que aquellos que lo hacen por desconocimiento. No es necesaria la asistencia a todos los entrenamientos y competiciones pero, sin lugar a dudas, los hijos valoran el que los padres pregunten y mantengan cierto interés por la actividad que están realizando.

·         Padres excesivamente críticos

Son aquellos padres que reprenden y regañan frecuentemente a sus hijos y nunca
están suficientemente satisfechos con su actuación. La ilusión desmesurada por
conseguir ser un ídolo del deporte, tan frecuente en estos momentos, lleva a muchos
padres a ejercer una presión excesiva sobre el rendimiento deportivo de sus hijos.



¿Qué hacer?.
- Evitar que los padres identifiquen los “éxitos” y “fracasos” deportivos de los
hijos como propios
- Explicar que las críticas negativas constantes y la presión excesiva genera altos
grados de ansiedad que en ocasiones puede llevar al abandono prematuro de la
práctica deportiva.

·         Padres entrenadores

Son aquellos padres que bien por su experiencia práctica en el deporte o por su
afición desmesurada poseen (o creen poseer) un alto grado de conocimiento en el
mismo, aspecto que les lleva a una excesiva implicación y con frecuencia a entrar en
conflicto con los entrenadores. En algunas clasificaciones (Smoll, 2001) son los
llamados padres vociferantes en las gradas.

¿Qué hacer?
- Explicar cuáles son los roles y funciones de cada uno de las personas que
participan en la práctica deportiva de su hijo
- Reflejar la importancia de no entrar en contradicción (los hijos se confundirán al
recibir mensajes contradictorios del monitor/entrenador y de los padres).

·         Padres útiles

Afortunadamente los padres problemáticos son una minoría. La mayoría de los
padres realizan una contribución positiva a las actividades deportivas de sus hijos. Hay
una tarea muy especial reservada a los padres: fomentar la participación en deporte,

dando el impulso necesario, despertando entusiasmo, ayudando, etc. En muchos clubes modestos, tan frecuentes en nuestras ciudades, los padres pueden contribuir en las tareas directivas u organizativas de los mismos (responsables de material, mantenimiento de la página web…).



ASESORAMIENTO A PADRES CON HIJOS DEPORTISTAS

Dada la importancia del papel de los padres en la práctica deportiva de sus hijos,
el psicólogo del deporte debe asesorar a los entrenadores sobre los estilos de actuación de los padres y cómo tratarlos adecuadamente, y a éstos sobre las responsabilidades con sus hijos y con el club. Enfatizando el asesoramiento a los entrenadores y padres en el deporte infantil se pueden conseguir tres objetivos (Cruz, 1997b):
1. Establecer una buena comunicación entre los elementos más importantes de la
iniciación deportiva.
2. Lograr una orientación educativa de la práctica deportiva.
3. Evitar la presión por los resultados inmediatos y el consiguiente estrés de los
jugadores.

Para la consecución de dichos objetivos, De Knopp y cols. (1994) proponen las
siguientes pautas de ayuda para los padres:

1) Favorecer la participación deportiva de los hijos
a. Informarlos sobre las diferentes posibilidades de practicar deporte
b. Animarlos a la participación sin presionarlos
c. Actuar como modelos

2) Ayudar a los hijos a que decidan como practican deporte
a. Guiándolos en una especialización deportiva o en la participación en
diferentes deportes
b. Guiándolos en la práctica deportiva a nivel competitivo o recreativo

3) Ayudar en la elección del tipo de deporte en función de
a. Las características del niño/a
b. Las características del deporte
c. La calidad educativa de los monitores y entrenadores
d. Las consideraciones prácticas tales como proximidad del club, tipo de
instalaciones….

4) Mostrar interés por las actividades deportivas de los hijos
a. Favorecer la comunicación de forma abierta y apoyando en todo
momento a los jóvenes.

5) Asegurarse que sus hijos practiquen deporte de una manera saludable
considerando.
a. Un aprendizaje de la técnica y la táctica deportiva en entrenamientos
supervisados y divertidos
b. La transmisión de valores de juego limpio.

6) Ayudar en las tareas logísticas del club
a. Colaborar activamente como miembros de la junta directiva cuando sea
posible
b. Dar una imagen positiva del club en las competiciones a las que asisten.



El próximo día continuaremos con diversas pautas para los padres de hijos deportistas.
 
© 2012. Design by Main-Blogger - Blogger Template and Blogging Stuff