Dada
la importancia del tema que nos ocupa, en nuestro país ya han empezado a
realizarse
acciones de asesoramiento tanto a nivel público como privado. Algunos
ejemplos
de ellas son el programa “Entrenando a padres y madres” de Gimeno (2000) o la
campaña “Cuando tus hijos están en juego, cuenta hasta tres y…” de Cruz,
Boixadós, Torregrosa y Valiente (2001ª). En ambas iniciativas se ofrecen
orientaciones y recursos para que los padres actúen adecuadamente frente a la
actividad deportiva de sus hijos.
En
las próximas líneas se presentan algunas de las principales pautas en temas
como el desarrollo de la autoconfianza de los niños, compaginar estudios y
deporte así como
líneas
de actuación antes y después de una competición.
4.1.
PAUTAS PARA FAVORECER LA AUTOCONFIANZA.
Uno
de los aspectos centrales en la práctica deportiva de los más jóvenes es, sin
lugar
a dudas, el desarrollo de la confianza en sus propias posibilidades. En este
sentido se proponen una serie de pautas con las que los padres
pueden favorecer la
autoconfianza
en sus hijos:
-
Escucha a tu hijo con atención e interés cuando te cuente sobre el deporte que practica
-
Pregúntale para favorecer su reflexión. Ayúdale a que saque conclusiones y tome
decisiones, en lugar de darle “recetas” o aconsejarle sobre la manera perfecta
de resolver su vida
-
Controla el (excesivo) entusiasmo que pones al hablar del deporte
-
Aprueba e incentiva su esfuerzo e interés mientras mejora sus habilidades deportivas.
Muéstrate optimista respecto a su aprendizaje.
-
No le “exijas” resultados deportivos
-
Muéstrale comprensión y apoyo cuando pase por un mal momento. Escuchar y aprender
es mucho más útil que opinar sobre lo que te cuenta o lo que ha ocurrido.
-
Evita recriminar o compadecer y proteger en exceso a tu hijo.
-
Felicítale cordial y sinceramente por las mejoras conseguidas.
-
Habla también con tu hijo de otras cosas a parte del deporte.
A
este respecto debemos tener presente que los deportistas más jóvenes están en
proceso
de aprendizaje por lo que los gestos, la táctica, la técnica no siempre es la
más
correcta.
Debemos añadir, también, que las diferencias a nivel físico y psicológico
dentro
de la misma edad cronológica son notables, por lo que es frecuente encontrar
niños
con un óptimo rendimiento y otros a los que les cuesta más esfuerzo realizar la
misma
tarea. Por ello, debemos fomentar el derecho de competir con jóvenes que
posean
las mismas posibilidades de éxito y el derecho de no ser campeón (Buceta,
2001).
4.2.
PAUTAS PARA COMPAGINAR DEPORTE Y ESTUDIOS
Otro
de los aspectos que, también sin duda alguna, preocupa a los padres es el hecho
de compaginar
deporte y estudios. Algunos padres piensan que la práctica deportiva y la actividad
académica son incompatibles. Con relativa frecuencia encontramos padres que niegan
la posibilidad de practicar deporte a sus hijos o los amenazan con el abandono del
mismo si no logran los resultados deseados en los estudios. Por ello,
proponemos en la línea apuntada por Gimeno (2000) una serie de pautas que los
entrenadores/monitores pueden utilizar en estas situaciones:
-
Informar a los padres del valor educativo tanto a nivel físico como psicológico-social que
conlleva la práctica deportiva.
-
Comunicar a los padres que los entrenadores/monitores muestran interés en los estudios
de los jóvenes deportistas.
-
Comunicar a los padres la diferencia que existe entre estimular y motivar hacia el
estudio, por una parte, y amenazar y presionar, por otra. Castigar a los hijos sin
hacer deporte no es precisamente la mejor forma de facilitar que se interese y se
implique en sus estudios.
En
este sentido, la experiencia nos confirma que en la mayoría de los casos los
resultados
escolares no mejoran tras el abandono del deporte. Es más, en numerosas
ocasiones
el rendimiento escolar se ve favorecido por la práctica deportiva. Debemos
enseñar
a los más jóvenes a compatibilizar estudios y deporte, dos aspectos de enorme importancia
para su desarrollo como personas.
4.3.
PAUTAS ANTES DE LA COMPETICIÓN
Para
cualquier adulto o deportista de élite, la competición genera un alto grado
de
ansiedad. No debemos olvidar, que es el día de la competición el día que se
valora el esfuerzo y la ilusión depositada durante largas jornadas de
entrenamiento; es el día
también
en el que se compara el resultado con el de los rivales y el día en el que los
deportistas
son objeto de toda valoración y juicio. Desgraciadamente, en estos aspectos la
competición de deportistas de más alto nivel y la escolar difieren poco. El
objetivo del deporte escolar se centra en la búsqueda de talentos y no en la
adhesión de los más jóvenes a la práctica de ejercicio físico y/o deporte.
Cualquier fin de semana y en todas las ciudades y pueblos de nuestro país
podemos observar como jóvenes deportistas deben enfrentarse a las tan temidas
“cámaras de llamadas” en atletismo o a las salomónicas decisiones de los jueces
en gimnasia o patinaje por citar algunos ejemplos prácticos.
Podríamos,
entonces, plantearnos que es lo que los entrenadores pueden y deben
sugerir
a los padres para ayudar a sus hijos en los momentos previos de una
competición.
Basándonos en las señaladas por Gimeno (2000) y Perís (2003), algunas
orientaciones
podrían ser las siguientes:
-
No dar excesiva importancia a la competición que se va a celebrar.
Evidentemente,
la competición es un momento importante para todos aquellos
que
van a participar. En muchas ocasiones, una prueba a nivel local puede tener
la
misma importancia para un joven deportista que para un deportista de alto
nivel
su participación en una Olimpiada (todos conocemos casos de niños en
categorías
benjamines o alevines que no duermen la noche anterior a una
competición
sea del nivel que sea). Si los padres valoran en exceso las
competiciones
probablemente se genere un nivel de ansiedad elevado.
-
Animar, valorando el esfuerzo y no el resultado. Si en los adultos las
diferencias
en
las capacidades físicas de unos deportistas a otros son notables en los más
jóvenes
se hacen más evidentes; por ello, debemos enfatizar siempre el esfuerzo
realizado
independientemente del resultado conseguido sólo de esta forma
conseguiremos
favorecer la adherencia a la actividad que los niños están
realizando.
4.4.
PAUTAS DESPUÉS DE LA COMPETICIÓN
Con
frecuencia, los padres realizan la siguiente pregunta una vez finalizada la
competición
de sus hijos: ¿Cómo has quedado?. Es decir, se presta atención únicamente al
resultado sin tener en cuenta otros aspectos como si se ha divertido o si ha
mejorado con respecto a días anteriores. A continuación se presentan algunas
pautas para ayudar a los padres después de una competición basándonos, una vez
más, en las recogidas por Gimeno (2000) y Peris (2003):
-
Dejar que el niño experimente las emociones que ha sentido durante la
competición.
Estás pueden ir desde la impotencia por no lograr el resultado
deseado
hasta la ansiedad por enfrentarse ante un reto nuevo o la satisfacción
por
realizar una tarea por primera vez. Cualquier que sea la emoción vivida,
probablemente,
sea intensa y muchas veces irrepetible.
-
Valorar, una vez más, el esfuerzo.
-
Hacerle ver que estás a su lado sin reprochar ni recriminar los errores cometidos.
Recordemos,
una vez más, que están en período de aprendizaje.
-
Averiguar cuál es el mejor momento para acercaros a el. Para algunos puede ser
inmediatamente
después de la competición y para otros pasado algún tiempo de
la
misma.
Al
margen de estos aspectos, los padres son también importantes cuando las “cosas”
no
salen como uno desearía o en momentos decisivos importantes como un cambio de
entrenador
o de club. Si para un deportista de elite, el apoyo por parte de los
profesionales
y de los más allegados es fundamental a lo largo de toda su carrera
deportiva
mucho más lo es para deportistas que tienen ocho, diez o doce años de edad.
Es
relativamente fácil que los más jóvenes se acerquen a la práctica del deporte
pero
resulta
mucho más difícil conseguir que se mantengan. Es evidente que las instituciones
y las entidades deportivas tienen mucho que decir y hacer en esta tarea pero
también es cierto que los profesionales (entrenadores, monitores, psicólogos,
educadores… ) y los padres debemos aportar muchas cosas.