lunes, 15 de mayo de 2017


Llega un punto en casi todas las temporadas regulares en que hay muchos equipos que ya no se están jugando nada excepto la honra de seguir ganando partidos o de subir uno o dos puestos en la clasificación aunque sin relevancia real. Esta motivación puede ser suficiente para la mayoría de deportistas, normalmente los más profesionales, aunque es comprensible que haya una pérdida de tensión competitiva en éstas situaciones. No disputar cada balón como si fuera el último, esforzarse aunque sin llegar al límite de tus fuerzas… es algo habitual cuando ya has cumplido tus objetivos y no es posible conseguir un objetivo superior de forma matemática.


Se podría decir que es una situación a la que se ha enfrentado por ejemplo  el Bayern Múnich de Guardiola en los últimos años. Campeón a falta de 7 jornadas para el final, era normal pensar que en las 7 jornadas restantes el equipo perdiera competitividad puesto que todos los objetivos en esa competición estaban cumplidos (tan sólo quedaba la motivación de ganar la liga sin perder ningún partido y algún otro tipo de récord), y así se demostró jornadas después puesto que desde la victoria contra el Hertha de Berlín por 1-3 donde se consiguió la Bundesliga, el Bayern disputó 4 partidos de los que sólo ganó  1, perdiendo 2 de ellos (algo que no había pasado en todo el año) incluyendo una sonrojante derrota en casa contra el Borussia Dortmund.

Por esta misma situación (aunque con matices debido a la confirmación de la marcha de su entrenador) ha pasado la UD Las Palmas ésta misma temporada. Equipo revelación en la 1ª vuelta de la liga, con un fútbol divertido y alegre, que ganando o perdiendo daba gusto ver, ha realizado una 2ª vuelta de campeonato muy por debajo de lo que se esperaba. Incluso con los refuerzos del mercado invernal, el nivel del equipo ha caído muy por debajo de lo que se pensaba, siendo uno de los elementos importantes la falta de motivación por un objetivo concreto, aunque ya se sabe que hay muchas más variantes en este caso.



Ésta situación es extrapolable a un equipo que se sitúa en mitad de tabla y que a falta de pocos partidos sabe que no puede descender de categoría ni disputar playoff de ascenso, o un equipo que ya ha alcanzado su objetivo de situarse en puestos de disputar una copa el año siguiente…. situaciones donde lo único que se juega es el honor de ganar o no los partidos restantes.

¿Cómo podemos hacer que el equipo se mantenga lo más centrado posible en los partidos restantes intentando no desvirtuar la competición?

1. Una de las maneras habituales que buscan todos los entrenadores es utilizar a jugadores que no han sido titulares en casi toda la temporada o jugadores jóvenes de la cantera que busquen destacar en estos partidos para hacerse un hueco en el equipo de cara a la próxima temporada. Esto se debe a que estos jugadores pueden mantener el nivel de motivación o de intensidad ya que ellos lo ven como una oportunidad de destacar para conseguir un puesto el año que siguiente o incluso buscar un traspaso a otro equipo.





2. Intentando buscar retos de equipo. Por ejemplo en este ejemplo que he puesto del Bayern, en Alemania se hablaba de que querían conseguir mantenerse invictos toda la temporada, y aunque al final no lo hayan conseguido me parece que es un buen ejemplo de buscar un reto que mantenga la motivación de los jugadores. Otro ejemplo podría ser conseguir superar la puntuación de años anteriores,  ayudar a algún jugador del equipo a conseguir un premio individual como puede ser el máximo goleador o el portero menos goleado…. Incluso conseguir ganar a un equipo al que nunca se le haya ganado o ganar esos partidos llamados de máxima rivalidad (derbys) donde la afición jugará un papel muy importante.


3. Establecimiento de objetivos individuales o el cambio de estos objetivos si ya se había realizado un establecimiento de objetivos. Ya he hablado en entradas previas de lo importante que es un establecimiento de objetivos en la temporada de un deportista ya que:

  ·         Mantiene la atención en aquello que queremos conseguir.
  ·         Puedes llevarlo a cabo con algún aspecto concreto y específico.
  ·         Expresar públicamente los compromisos fijados. Importantísimo. Los objetivos se pondrán a la vista de       cualquier componente del equipo para que todos puedan valorar el grado de implicación con el objetivo       que está demostrando cada deportista.
  ·         Que el deportista pueda controlar personalmente su evolución en el logro de los objetivos,                            proporcionándole medios evaluativos e incluso ir actualizando estos objetivos si los va cumpliendo.
  ·         Otro aspecto importante es que el deportista firme esos objetivos individuales que se ha puesto, ya que          eso demuestra que está conforme y que ha sido él mismo quien se ha puesto esos objetivos y no otra            persona.

Por tanto llegados a este punto donde se han conseguido los objetivos que se había establecido el equipo y donde aún quedan partidos por disputar lo que vamos a intentar va a ser un cambio en estos objetivos, sobre todo los individuales.

·         Se debe diferenciar entre los Objetivos de Resultado que se refieren a los logros deportivos que pretende alcanzar (y que en este caso ya hemos alcanzado) como ganar campeonatos, conseguir un puesto determinado…
·         Y  los Objetivos de Ejecución, que incluyen el trabajo que deben hacer a nivel físico, técnico, estratégico, psicológico, etc., para poder lograr tales resultados.



La percepción del control de los objetivos de ejecución, reforzará nuestra autoconfianza, potenciará nuestra motivación y nos ayudará a generar paulatinamente una mayor concentración.
Está claro que nuestra intención deberá ser la de cuidar estrechamente la consecución de los objetivos de ejecución, ya que eso nos dará una mayor probabilidad de conseguir los objetivos de resultado y además mantiene la atención del deportista en una tarea específica sin tener en cuenta el resultado de la acción.

Un ejemplo clásico al preguntar por objetivos es que te digan: "Yo quiero marcar 2 goles" o "Quiero meter 13 puntos". Eso sería un objetivo de resultado. En cambio lo que se suele hacer en casos así sería: "Vale, tu quieres conseguir eso, ¿pero que vas a hacer para conseguirlo? ¿Qué acciones vas a llevar a cabo o en cuáles debes mejorar o concentrarte para llegar a ese objetivo?". En este caso estamos preguntándole por objetivos de ejecución. En este caso la respuesta podría ser: " Voy a concentrarme en hacer una presión más intensa en la salida de balón de sus centrales" o "Voy a intentar concentrarme en los rebotes defensivos porque eso permitirá al equipo robar más balones y así podré meter más puntos".


La concentración es, principalmente y a nivel práctico, producto del manejo de dos variables: la atención y el nivel de activación. Cuando un jugador se concentra en la acción que va a ejecutar, hace que su atención se centre exclusivamente en los estímulos que son relevantes para esta tarea.


miércoles, 29 de marzo de 2017


Parece que últimamente los campos de fútbol en partidos de fútbol base, o sea, ese fútbol de formación que sirve a los niños y no tan niños para educarse y aprender, aprender tanto aspectos deportivos y futbolísticos como aspectos educativos como respeto por el rival, asumir victorias y derrotas, vivir nuevas experiencias…. Se está llenando de episodios lamentables tanto dentro del campo como fuera de él.

Episodios como los vividos en la pelea de padres en Mallorca, episodios como el de esta misma semana donde tras un roce entre dos jugadores, alguien del público se acaba metiendo de por medio y el jugador implicado responde haciendo que se desencadene otra batalla en la grada…. Lo que está claro es que se trata de un tema educativo, del cual gran parte de culpa la tienen los padres. Sí, los padres.

Y es que cuando un niño se inicia a jugar a fútbol, los elementos de influencia de los cuáles más van a copiar van a ser sus padres y su entrenador, tanto por cercanía como por ser figuras de respeto y ejemplos a seguir.



Los padres tienen que entender que la competición de por sí es un elemento que provoca estrés y su cometido es no aumentar más ese estrés natural, porque entonces se generaría un estrés negativo y, por tanto, perjudicial para los/as niños/as. No sólo eso, si no que su comportamiento en la grada debe ser un ejemplo para su hijo, buscando incluso la manera de convertir un evento negativo (una derrota, una ocasión fallada, un error que cuesta un gol, decisiones arbitrales erróneas que cuestan derrotas…) en una manera de aprender, dándole un enfoque positivo y convirtiéndolo en una experiencia de cara al futuro que le ayude para su vida como jugador y como persona.

Lo que está pasando es que lo que sale a la luz son aquellos que llaman la atención, aquellos “padres” que se consideran más inteligentes que los entrenadores o al menos con más conocimiento o capacidad para dirigir la carrera de su hijo. Aquí podemos ver algunas de sus características:

       Son aquellos padres que permanecen durante todo el partido como si estuvieran en las gradas de un estadio de Primera División como hinchas apasionados. Insultos al árbitro cuando se equivoca (árbitro que suele ser un adolescente que podría ser su propio hijo), menosprecia e insulta al equipo rival, e incluso al entrenador y jugadores de su propio equipo….

       Son padres empeñados en ayudar a su hijo transmitiendo toda su experiencia del fútbol con el objetivo de llegar a ser un gran jugador. Se comportan como si fueran entrenadores. Aprovechan todo momento para dar instrucciones a sus hijos durante el partido o fuera de él. Incluso dan consejos a los otros jugadores también. Muchos de estos consejos, como es natural, no coinciden con los que reciben sus hijos por parte del entrenador y se produce un bloqueo importante porque no sabe a quién de los dos debe hacer caso y el niño desea complacer a los dos. No sólo eso, si no que presionará a su hijo para y se enfadará con él cuando no consigue las metas que el como padre le había puesto.

       La primera pregunta de estos padres si no pueden ir a ver un partido será “¿Cómo habéis quedado? ¿Marcaste gol?” porque a él sólo le importa el resultado y si su hijo a triunfado o no en ese partido. No le importa si su hijo se lo ha pasado bien, si ha aprendido algo nuevo…

       Es bastante frecuente verlos hablar con los otros padres o directivos sobre temas referentes a la organización y desarrollo del equipo en momentos que no son los más adecuados y delante de jugadores del equipo donde juega su hijo. Esto hace mucho daño al equipo y a los hijos.

       Ellos piensan que no hacen nada malo, de hecho, piensan que son los únicos que entienden la situación.

       A raíz de esto último, no valora las consecuencias de su comportamiento, no valora si está haciendo el ridículo, avergonzando a su hijo, si es un mal modelo de conducta…. Son auténticas bombas a punto de explotar en cada partido.

       Este tipo de padres es conveniente que desaparezcan de la entidad cuanto antes porque hacen mucho daño. Hay dos formas de hacerlo, ganándotelo para tu bando, es decir, convenciéndole de que se está equivocando con su actitud, o apartándolo definitivamente si no está dispuesto a realizar ese cambio por su hijo. 

  Lo que los padres deberían hacer:

       Procurar divertirse viendo jugar a sus hijos un partido.
       Estar contentos de que sus hijos/as estén enganchados a un deporte, por los beneficios que les puede proporcionar.
       Ser conscientes que su comportamiento en la grada es muy importante para la formación de sus hijos/as, porque ellos observan cómo actúan sus padres y probablemente ese será su estilo de comportamiento en el futuro (los padres son modelos de aprendizaje para los/as niños7as).
       Saber que el partido es de su hijo/a, y no de ellos.
       Los partidos y los entrenamientos pertenecen exclusivamente a los jugadores y a los entrenadores.
       Saber que deben ser un ejemplo de comportamiento con los árbitros, jugadores del otro equipo, entrenadores y público.

Por tanto, queda claro que los comportamientos que estamos viendo últimamente en los medios no son los deseables y deberíamos acabar con ellos. También quiero mencionar una cosa importante: creo que realmente la mayoría de padres de niños deportistas son esos padres realmente útiles que se preocupan de la educación de su hijo y de si está aprendiendo cosas nuevas y pasándoselo bien, aunque como esto no suele llamar la atención, no suele salir en los medios y sí en cambio los 4 energúmenos de turno.


Pongamos también de vez en cuando en los medios a padres que realmente saben hacer las cosas bien para dar ejemplo a los demás y no tanto a los que no hacen bien las cosas. Centrémonos en lo positivo y no tanto en lo negativo.
 
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